Discusión

Para agosto de 2023, GRIIS-Colombia reportó 6.414 especies invasoras o introducidas de los reinos Animalia, Bacteria, Chromista, Fungi, Viruses y Plantae, con 30 registros de estas últimas. Adicionalmente para la misma fecha en el país existen evidencias de 79 especies invasoras o con potencial invasor que, con las 30 señaladas por GRIIS-Colombia, en total suman 109 de las cuales Duarte y Suarez (2020) reportaron 108 en la provincia de García Rovira, Santander, y posteriormente en enero 2023 el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible incluyó una nueva especie. Con la inclusión de esta última, la cantidad oficial de especies exóticas invasoras vegetales declaradas en Colombia asciende a cinco: Ulex europaeus, Teline monspessulana (hoy Genista monspessulana), Melinis minutiflora, Eichornia crassipes (hoy Pontederia crassipes) y Paulownia tomentosa.

El Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 “Colombia potencia mundial de la vida” considera dar continuidad a los compromisos del Convenio de Diversidad Biológica (CDB) para crear metas globales de protección y uso sostenible de la biodiversidad; en tal sentido debe tenerse en cuenta que, como lo señalan McNeely, 2001; Pyšek et al., 2020; Richardson y Rejmánek, 2011; UICN et al., 2005, las especies invasoras son una de las cinco causas de pérdida de biodiversidad y servicios ecosistémicos en el mundo y por ello es fundamental adelantar gestiones políticas, económicas y sociales que promuevan su conocimiento, estudio y control para mitigar las afectaciones que a diario generan en las especies y ecosistemas nativos.

Con la reiteración del compromiso del CDB en el Plan Nacional de Desarrollo es posible asegurar la inversión financiera para una adecuada gestión de las especies invasoras, ya que en la actualidad no es considerable, en contraste con países como España (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2017) que entre los años 1999 a 2009 invirtió casi 50 millones de euros en el control, gestión y divulgación social de especies invasoras en su territorio (Andreu et al., 2009; Planeta, 2030, 2020; Vary, 2018).

Fuentes Lilo y Pauchard (2019) señalan que en los últimos 20 años se han realizado investigaciones sobre los primeros reportes de autoecología, factores bióticos y abióticos, disturbios, distribución, impactos y control de especies invasoras, así como pérdidas anuales y el arribo de estas plantas a los países de la Cordillera de los Andes. Por ejemplo Chile reportó 803 especies (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2017), pérdidas anuales de US$ 87.939.327 (Cerda et al., 2016) y 88 publicaciones. Ecuador registró 750 especies y 63 artículos (Hernández-Mares, 2016; INABIO, 2019). En Argentina existen alrededor de 413 especies y 57 investigaciones (Fuentes Lilo y Pauchard, 2019), con una pérdida anual de US$ 3.388.690.871 (SENASA, 2016). Perú reporta 162 especies, pérdidas de US$ 110.000.000 (Narváez, 2010) y 14 estudios (Fuentes Lilo y Pauchard, 2019). Bolivia registró 57 especies, pérdidas de US$ 37.000.000 (Boliviasol, 2010) y 18 investigaciones (Fuentes Lilo y Pauchard, 2019). Venezuela ha reportado oficialmente solo 13 especies (Agencia Iberoamericana para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología, 2017), una pérdida anual de USD$ 23.000.000 (Asociación Helmholĵ, 2021) y 5 artículos científicos (Fuentes Lilo y Pauchard, 2019).

Por su parte en Colombia se registran 109 especies y más de 20 estudios (Franco et al., 2015), pero no hay datos sobre las pérdidas económicas ocasionadas. En cuanto a la producción de documentos y estudios, el país guarda una tendencia similar con otras naciones debido al trabajo realizado por institutos de investigación, academia y algunas corporaciones autónomas regionales, pero es necesario redoblar esfuerzos para cuantificar las pérdidas económicas y el daño que causan tanto a los ecosistemas nativos como a la biodiversidad en general.